top of page
Lluvia.jpg

PARA LEER

Historias de ciencia ciudadana, participativa y comunitaria

Para alcanzar las metas que la humanidad se ha puesto con el objetivo de evitar un futuro catastrófico, hay que trabajar en equipo: los gobiernos, la ciencia, la industria y la gente. Por eso, aquí en esta sección, le traemos historias de gente que se ha unido a los científicos(as) para recoger datos, analizar información y proponer soluciones a problemáticas que aún no se ven claras, pero que son urgentes.

 

Contar con esos datos es clave para justificar la urgencia de tomar decisiones mucho más ambiciosas. Y es que estos científicos(as), tanto los expertos(as) como los ciudadanos(as), entendieron que el cambio climático es como un aguacero en Bogotá: uno sabe que va a llegar, así que es mejor tener el paraguas listo.

Dése una vuelta por las historias y nos vemos en "para hacer", porque no hay que dejarse llevar por la impotencia. Desde la casa uno también puede aportar con soluciones melas caramelas a la crisis.

A lo largo de la historia, nuestro planeta🌎 ha experimentado cambios catastróficos y una muestra de ello es que la mayoría de especies que vivieron alguna vez, hoy ya no existen😬☠️. Según el paleontólogo Norman MacLeod, "la extinción es un proceso natural que ha ocurrido varias veces en la historia de la Tierra, y es una parte integral del ciclo de vida de los ecosistemas" . 🦕🦖


Esto es crucial entenderlo, ya que en estas épocas vemos muchas campañas que dicen "#SalvaAlPlaneta", pero no es tan así. La crisis climática actual no amenaza al planeta en sí mismo, sino la capacidad de las especies, incluida la humana, de adaptarse a los cambios drásticos en el clima provocados por nuestras actividades. Por eso es que la ciencia nos está presionando a cambiar👩‍🔬👨‍🔬.


Si quieren saber más sobre este tema, les dejo las fuentes para que sigan explorando:


🟡MacLeod, N. (2019). Mass extinctions in Earth history. Nature.

🟢Estudio "UV-B radiation was the Devonian-Carboniferous boundary terrestrial extinction kill mechanism" en Science Advances.

🟣Wignall, P. (libro) The Permian-Triassic Extinction.

🟠Artículo "Causas de los principales eventos de extinción" en Nature Geoscience.

🔵Artículo de National Geographic "La extinción de los dinosaurios".





 

Actualizado: 31 may 2024


ree

La crisis climática se ha convertido en un tema de máxima relevancia para las agendas políticas y los medios de comunicación. Representa un desafío global que impacta a todas las regiones y comunidades, exacerbando tanto los fenómenos naturales como las desigualdades existentes. La necesidad de soluciones innovadoras y colaborativas es cada vez más evidente en el camino para alcanzar las metas de mitigación, adaptación y resiliencia acordadas a nivel mundial. Ante esta urgencia, la ciencia ciudadana, participativa y comunitaria emerge como una oportunidad única para integrar a la población en investigaciones científicas, capturando datos de manera colaborativa y generando cambios beneficiosos para los ecosistemas y las personas.


Pero, ¿qué es la ciencia ciudadana?


Según la Fundación Ciencia Ciudadana (Chile), este enfoque participativo “permite que cualquier persona se integre en los procesos científicos, aportando con datos experimentales, planteando nuevas preguntas y creando, en conjunto con los investigadores, una nueva cultura científica. La participación ciudadana agrega valor a los proyectos de investigación; los ciudadanos adquieren nuevos conocimientos y habilidades, así como una comprensión más profunda y atractiva del trabajo científico”.


Aunque en los últimos años ha cobrado fuerza dentro del mundo científico gracias a las aplicaciones y redes sociales que facilitan no solo la conexión entre científicos y personas no expertas, sino también la comunicación, la ciencia ciudadana, comunitaria, participativa o los múltiples nombres que ha adquirido, viene de muchos años atrás.


En el siglo XIX, figuras científicas renombradas como Charles Darwin, Gregor Mendel y Benjamin Franklin llevaron a cabo sus investigaciones con el apoyo crucial de una red diversa de entusiastas de la naturaleza. Por ejemplo, Charles Darwin basó su teoría de la evolución en evidencia proporcionada por cientos de individuos de todo el mundo. Claramente, estos importantes hallazgos en su libro, que le tomó más de 20 años hacer, no los pudo lograr solo. Actualmente, la Biblioteca de la Universidad de Cambridge alberga unas 15 mil cartas que revelan la extensión de esta colaboración, evidenciando la importancia de la interacción entre científicos y personas comunes en el avance del conocimiento.


La correspondencia de Darwin, que abarcó un estimado de 2.000 destinatarios diferentes, no se limitaba únicamente a colegas científicos, sino que también incluía a criadores de animales, jardineros, diplomáticos, exploradores e incluso miembros de su propia familia y religiosos. Esta colaboración no sólo impulsó las investigaciones de Darwin, sino que también llevó la ciencia a más personas al permitir que individuos de diversos orígenes y niveles de conocimiento participaran monitoreando especies, analizando y recopilando  datos en la correspondencia, desafiando las barreras elitistas de la época.


Otro ejemplo es GLOBEWeather, comenzó en 1994 y aún continúa.Es una plataforma donde estudiantes de escuelas asociadas al programa participan activamente en la exploración y comprensión de fenómenos meteorológicos y tormentas. A lo largo del curso de cinco semanas, los jóvenes recopilan datos y realizan sus propias observaciones según los protocolos establecidos por GLOBE.


Para garantizar la calidad de los resultados, un grupo internacional de científicos analiza y observa la selección de procedimientos de medición que aplican los estudiantes. Desde la perspectiva de la ciencia ciudadana, este programa brinda la oportunidad de contribuir a la comprensión y documentación de los fenómenos climáticos, promoviendo una mayor participación pública en la investigación científica y el conocimiento de los impactos en el ambiente.


iNaturalist también es un referente en esta modalidad. Se trata de una aplicación que desde 2008 permite a cualquier persona compartir fotos y observaciones detalladas de plantas, animales, hongos y otros organismos que se encuentren en su entorno natural. Esta plataforma ha generado una extensa base de datos global de biodiversidad, con millones de observaciones registradas en todo el mundo.


Los datos recopilados por los usuarios de iNaturalist han tenido un impacto significativo en la investigación científica y la conservación de la biodiversidad. Por ejemplo, han ayudado a los(as) científicos(as) a identificar nuevas especies, a comprender mejor la distribución de las que ya existen, además de monitorear cambios en los ecosistemas y guiar decisiones de carácter ambiental.


La participación ciudadana en la recopilación de datos climáticos no solo ayuda a llenar los vacíos de información, sino que también fortalece la base de conocimientos disponibles para la toma de decisiones políticas y estratégicas.


La ciencia ciudadana no solo democratiza el acceso al conocimiento científico, sino que también fomenta un sentido de responsabilidad y acción colectiva frente a los desafíos que el mundo enfrenta no solo en temas ambientales. Al empoderar a las personas para que se conviertan en agentes activos del cambio, se fomenta una cultura de colaboración y compromiso con el mundo científico que no es exclusivo de las personas expertas.


Este artículo cuenta con información de la Fundación Ciencia Ciudadana en Chile.


 

ree

En un mundo donde los problemas locales y globales requieren soluciones colaborativas, la ciencia ciudadana, la ciencia comunitaria y la ciencia participativa se han convertido en herramientas poderosas para abordar desafíos en muchas áreas. ¿Pero cuál es la diferencia entre estas formas tan particulares de hacer ciencia?


La ciencia comunitaria se despliega cuando un grupo de personas se une en torno a un problema local, buscando soluciones mediante la aplicación de métodos científicos. Dirigidos por científicos expertos(as), estos proyectos buscan mejorar la calidad de vida de la comunidad. Ejemplos comunes incluyen el monitoreo del agua en ríos, la evaluación de contaminantes en el suelo para cultivos o la restauración de ecosistemas en zonas rurales. En estos proyectos, la comunidad desempeña un papel activo en la recopilación de datos, el muestreo y la entrega de información al o los líderes de la investigación. 


Por otro lado, la ciencia ciudadana se enfoca en proyectos científicos más amplios y algunas veces, hasta globales, donde un grupo de personas se une para apoyar la investigación científica en diversos campos. Los participantes, en su mayoría voluntarios(as), se sienten atraídos por problemas específicos y contribuyen entregando datos y conocimientos, pero cabe aclarar que no siempre de manera persistente. Esta forma de ciencia colaborativa ha ganado impulso en todo el mundo, fomentando una investigación más democrática y fortaleciendo las interacciones entre la ciencia, la sociedad y la política (porque muchas veces estos datos escalan a las instituciones públicas para que se tomen mejores decisiones). Un ejemplo muy popular en este enfoque es el monitoreo y avistamiento de aves, donde las personas a través de aplicaciones (app’s), ayudan a capturar y registrar datos que por sí solos los(as) científicos(as) no podrían lograr y en este caso particular, buscan comprender mejor las poblaciones de especies, sus hábitats y los cambios en sus patrones de distribución a causa de la crisis climática que ha alterado todos los fenómenos naturales en la Tierra.


La ciencia participativa, por su parte, es un enfoque más amplio que involucra a la comunidad en todas las etapas del proceso científico, desde la identificación de problemas hasta la generación de soluciones y la implementación de resultados. En este modelo, se promueve una colaboración estrecha entre científicos y el grupo de voluntarios(as), reconociendo la experiencia y el conocimiento local como recursos valiosos para la investigación. La ciencia participativa busca no solo producir conocimiento científico, sino también empoderar a las comunidades  y promover la toma de decisiones informada y basada en evidencia (incluso en su misma cotidianidad).


Con el avance vertiginoso de la tecnología, nuestra sociedad moderna ha experimentado una transformación en la que las personas cada vez están más informadas y, a la vez, son más exigentes con los contenidos que consumen. Esta evolución representa una oportunidad sin precedentes para involucrar a la población en la producción científica, eliminando la percepción de que la ciencia es un campo distante y reservado sólo para expertos(as). En lugar de eso, se presenta la posibilidad de establecer una conexión más estrecha y significativa entre todas las personas, sin importar su nivel de conocimiento.


Aún así, es fundamental no sólo distinguir entre los diversos tipos de proyectos, sino también comprender el profundo impacto que el lenguaje ejerce en la ciencia ciudadana. La terminología utilizada determinará quiénes tienen acceso y participan en estos procesos, y moldeará cómo se valoran y se perciben sus contribuciones. Por ejemplo, al describir los proyectos de ciencia ciudadana como "colaborativos" en lugar de "dirigidos por expertos(as)", se reconoce y celebra la diversidad de conocimientos y experiencias entre las y los participantes, fomentando así una inclusión más amplia y un sentido de empoderamiento. Asimismo, al referirse a los involucrados(as) como "colaboradores(as)" en lugar de "voluntarios(as)" se reconoce la relevancia de sus aportes, y se evita establecer una jerarquía que podría desanimar la participación de las personas que no se consideran expertas en ciencia. 


En este sentido, la elección consciente del lenguaje no solo refleja valores, sino que también puede transformar dinámicas de poder y fortalecer la autenticidad y la equidad en la ciencia ciudadana.


Para el contexto de la crisis climática que no solo es un problema global, sino también un desafío social que requiere soluciones colaborativas y transdisciplinarias, la ciencia comunitaria, ciudadana y participativa desempeña un papel crucial al integrar una amplia gama de perspectivas, conocimientos y experiencias en la investigación y la toma de decisiones. 


Al involucrar a ciudadanos de diversas comunidades y regiones, la ciencia ciudadana no solo amplía la capacidad de recopilación de datos, sino que también fortalece la resiliencia al empoderar a las personas para comprender y abordar los impactos de la crisis en nuestras ciudades y municipios.


Este artículo se construyó con información de:

 
bottom of page